Sábado por la mañana. Vale, es mediodía. Ayer me cuajé, tenía ganas. Me cuajé con gusto y hablando por los codos, como a mi me gusta. Sin excesos, solo hasta cuajarte y volver agradablemente ebrio a tu hogar, aunque hogar suene familiar y no sea ahí donde vuelvo. Hoy, ahora mismo, sentado en mi cama con medio pijama, tecleo y busco canciones que me entusiasmen. Las encuentro. Xoel Lopez recogió el testigo de Berlanga componiendo temas en español y escribe poemas popperos de este momento desde el exacto sentimiento que el caos nos permite tener. Escribe, dice, canta, cuenta y contagia.
Concluida la enorme resaca, recuperamos la consciencia sin ponernos a prueba, aprendiendo en seco, remojándonos en lo efímero de lo cierto, asumiendo sin sentidos eternos que acompañan nuestras dudas y segregan nuevas heridas de las que aprender el trayecto por donde se escapan las respuestas, al convertirse en perfectos y seductores enigmas, pero aguantando
un poco más ¿Será para no caer jamás?
Encontrar nuevas canciones, volver a escuchar otras, perrear en la cama sin nada que hacer, con Madrid al fondo y un cúmulo de sueños posibles para elegir. Recordar, volver a vivir y amar, disfrutar del mero deseo de gozar, conseguirte entusiasmar, darte el gusto de refrendar tus decisiones más difíciles, pergeñar, dibujar, bosquejar, barruntar, elaborar, prensar, pensar, imaginar, zozobrar, sangrar, sanar, enhebrar, hilar, coser, zanjar, despegar, proyectar, dejar atrás,
cambiar.
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