Sí, felizmente deprimido.
¿Puede ser? No.
Es.
Francamente deberíamos hacernos ver la enfermiza relación que tenemos con el mero concepto y la tremenda pulsión que socialmente ejercemos unos contra otros por considerar como muy valioso el optimismo y abominable cualquier opinión en contra de la corriente salvaje en la que nos encontramos. Dividimos en positivo y negativo los sentimientos y emociones como si de cargas eléctricas se tratara, olvidando siempre que no hay una sin la otra y dándole unas peyorativas connotaciones a cuanto consideramos negativo. Llega a ser peor incluso que el trato que se tiene con la ideología dominante o lo políticamente correcto, pues de eso, al menos sabemos reírnos.
Quienes así piensan, dudo mucho que saquen nada bueno de la teóricamente malo cuando lo cierto es que de las crisis, económicas pero también emocionales, salen nuevas ideas, y nuevos comportamientos normalmente mejores que los que te llevaron a ellas. Está muy bien lo que dice Gabilondo. "Los pesimistas también se equivocan", pero nos equivocamos todos.
Por eso me estoy saltando el dejar lo supuestamente negativo, para el otro blog y colocar en este todo lo que resplandece, resulta optimista o alegra el día, pero no hay una cosa sin la otra, ni ying sin yang, así que ¿por qué iba a separarlos como si fuesen contrarios?, son complementarios y mutuamente se definen, se respetan y te trasladan por sus distintas sensaciones, siendo todas ellas parte de uno mismo. Pero los prejuicios continúan,podría decirse incluso que se agravan y de lo negativo, se continúa huyendo como de la peste.
Quienes así piensan, dudo mucho que saquen nada bueno de la teóricamente malo cuando lo cierto es que de las crisis, económicas pero también emocionales, salen nuevas ideas, y nuevos comportamientos normalmente mejores que los que te llevaron a ellas. Está muy bien lo que dice Gabilondo. "Los pesimistas también se equivocan", pero nos equivocamos todos.
Por eso me estoy saltando el dejar lo supuestamente negativo, para el otro blog y colocar en este todo lo que resplandece, resulta optimista o alegra el día, pero no hay una cosa sin la otra, ni ying sin yang, así que ¿por qué iba a separarlos como si fuesen contrarios?, son complementarios y mutuamente se definen, se respetan y te trasladan por sus distintas sensaciones, siendo todas ellas parte de uno mismo. Pero los prejuicios continúan,podría decirse incluso que se agravan y de lo negativo, se continúa huyendo como de la peste.
Bien, claro, no tanto, solo faltaba, pero ¿hay prevención con quién deriva y se viene abajo eh? No se cuantos estarán por esos altos, pero sospecho que muchos menos de los que creen estar. Se diría que la depresión se contagia hasta por teléfono. Como estamos todos acojonados con lo que tenemos encima y lo que aún esta por venir, del sálvese quién pueda ¿a donde vamos? Como decía El Roto del capitalismo al canibalismo.
Llevo tiempo preguntándome porque pongo tanta música y escribo tan poco...
Oliver Sacks en su libro Musicofilia, me ha dado una de las respuestas posibles. Cita una carta de Kathryn Koubek, ella explica como cuando su padre comenzó a perder el contacto con la realidad, compró un cd portátil y si su padre perdía el hilo de la conversación, ponía una de sus piezas favoritas y se dedicaba a observar la transformación. En su último párrafo termina diciendo: ¿Qué tecla pulsaba la música? ¿Dónde estaba ese paisaje en el que no hay olvido? ¿Cómo liberaba otro tipo de memoria, una memoria del corazón no atada al tiempo, a los lugares, a los hechos, ni siquiera a los seres queridos?
Esto es un mínimo extracto de un libro lleno de ejemplos en los que la música se ha convertido para muchos de los enfermos que cita, en el último asidero hacia algún tipo de realidad que persiste en cierta región de la memoria muy difícilmente afectable incluso por una enfermad como el Alzheimer. Como llevo tiempo con mi memoria columpiándose con la ansiedad y la angustia en un recreo interminable, disfruto de pocas ocasiones para poder escribir con cierta concentración y raciocinio, pero sin embargo la música me devuelve continuidad, calma, placenteras referencias y nexos con momentos de mi vida que me facilitan el recuperar cierto equilibrio y ánimo. Por supuesto que a medida que vaya consiguiendo que ese recreo se resuelva sin castigos y todos podamos volver al nivel adecuado, confío en que mis letras crecerán en número y significado.
Estoy en el sinuoso sendero que lleva de la memoria del corazón a la memoria de la razón.
Estoy en el sinuoso sendero que lleva de la memoria del corazón a la memoria de la razón.
Entretanto, esta última se está restaurando. Esto complica el trayecto obligándome a hacer paradas sin desearlo, pero es lo que me toca ahora. No habréis entendido nada, creedme si os digo que a mi también me cuesta.
Coreografía a partir de Songs for Drella. lou reed y John Cale lo compusieron e interpretaron tras la muerte de su amigo Andy Warhol. Ya pondré cosas, aunque lo que encuentro del espectáculo que dieron interpretando este disco, tiene muy mala
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