viernes, 24 de febrero de 2012

Trayectos



    Tampoco me gusta, lo podría mejorar y empeorar, pero estoy vago e impulsivo y no lo voy a revisar, pese a que debería hacerlo tomándome mucho más tiempo para dar un click en publicar, pero es igual, para hacer el pan del día solo hay una oportunidad.         



         Trayectos                                                                         

   Me gusta mucho hacer recorridos dejándome guiar por el azar, me explico; leyendo un libro citan una canción, la busco en la red, olfateo sus versiones, si me da por ahí la incluyo en mi blog y en el trayecto sale algo con lo que no contaba. Lo miro, lo incluyo si me interesa y finalmente vuelvo al libro. Los trayectos pueden ser tan nutridos y largos como las asociaciones que se me vengan a la cabeza. Son esos recorridos o al menos alguno de ellos lo que quiero contarles. Seguro que se bifurcan, trifurcan o consiguen perderme, pero de eso se trata ¿no? Perderse donde uno no conoce y pierde referencia y pie es una buena cosa, no como en la montaña, perderse ahí es peligroso.
    Lo cierto es que mi intención es eludirme, evitar hablar de mi, esconderme. Timidez, aburrimiento o necesidad de encontrar algo nuevo que facilite el olvido, ese placentero olvido , un sumergirse en un vacío ingrávido donde puedes flotar sin pensar y todo es nuevo y diverso, como si buceara pero sin el riesgo ni las incertidumbres del buceo. Tampoco me hagan mucho caso, lo lineal me aburre y saltar entre puntos inaccesibles de un mapa aún no cartografiado me entretiene, incluso las elipsis me entretienen, incluso dejar atrás las bifurcaciones no seguidas me aporta un misterio que me permite seguir despreocupado y entretenido en el juego, cualquier cosa me entretiene mientras no se trate de ver cómo avanzan al mismo son, las manecillas de un reloj. 
  Lo acepto, las novelas del XIX me entretienen también, son bellas y se disfruta mucho con algunas de ellas, pero prefiero transportarme tan rápido como mi imaginación me lleve, el devenir cotidiano es mortal de necesidad (no parece hacer falta decirlo) y además es falso. La historia que me gustaría poder contar no renunciaría nunca a esos cuatro formatos primigenios en los que crecí, literatura, música, pintura y cine, debería admitirlos todos y en todos ellos expresarse, no me pregunten como, para eso están los técnicos e investigadores, una instalación videográfica donde puedan hallarse palabra escrita y dicha, efectos sonoros y música, pinturas pintándose y pintadas, y cine que se monta y desmonta como quién urde una fuga. Todo se andará, incluso el pasar de nuevo por el mismo sitio, es imposible, pero los sentidos permiten el engaño y se sienten castigados como en los juegos de mesa cuando vuelves obligado a la casilla de salida ¡cómo jode! pero lo normal es moverse teóricamente al pairo, dejarse llevar, azul, lineas en el mar... Tu coco va asociando y buscando, del hilo conductor, si lo descubres, te enteras luego, más tarde, incluso mucho más tarde y puedes no enterarte también, depende del lastre que arrastres y de tu capacidad de negación o enfrentamiento.
   El caso es que ese día estaba releyendo “El cazador oculto”. Hasta que lo tecleé, siempre lo había conocido como El guardián entre el centeno pero parece ser una mala traducción como tantas otras. Apareció el título de una canción Just one of those things e iba a buscarla al tiempo que deseaba cambiar de música y caí en la tentación de escuchar I Keep Faith preguntándome si aún tengo la fe que predica, en la persona con quien la asocio. Con sus primeras notas entra la tristeza en escena, no lamento haberla puesto, es demasiado buena como para poder quitarla, pero había recibido dos llamadas telefónicas sin respuesta y eso, si me jode sí, es peor que volver a la casilla de salida, esas llamadas cortadas son  satélites de incertidumbre y hastío que siguen ahí hasta explotar por si mismos o conseguir cabrearme y de un manotazo hacerlos trizas. 
  Como esto incumple el compromiso tácito de seguir un trayecto obviándome a mi mismo al avanzar a ciegas, dejémoslo, a vosotros no os interesa nada, lo que escribo quizás ya no tenga lectores leyéndolo, pero me interesa escribirlo precisamente por evitar esas tentaciones de seguir senderos sin misterio alguno cuyo final conozco, además como creo decían Grateful Dead, De un modo u otro, de un modo u otro y lo volvían a repetir, de un modo u otro, esta oscuridad tiene que acabar.
   Estábamos o estaba en Just one of those things ¿no? pues bien, como con otros temas antiguos, aparecen varias versiones. Medio escuchas algunas y las que suenan mejor las oyes casi enteras (mi ansiedad no me deja parar a veces ni en eso). Al volver al libro, lo haces de otro modo, eso antes ni se te ocurría, ni era posible. Antes esos trayectos los hacía tu cabeza si conocías el tema, pero en caso contrario, bien poco se podía hacer, ibas y venías de la novela a tu vida y de la tuya a otras vidas, recuerdos, personajes, planes, sueños, recados impostergables, frustraciones y cuanto se hilaba con un ton y un son sin control alguno ni deseo de tenerlo, ese era el modo mental de navegar entonces.
   Confío en que lo tengáis claro ya ¿no?: hago cuanto puedo por evitarme, ocultarme y no aburrirles. Había pensado ya un final para este relato pero con el ajetreo del día se me ha esfumado de la memoria. Por eso me gusta la red (quizás también por saberme confortablemente pescado), porque esta todo ahí (no es verdad, pero lo que está, ahí esta), Puedes guardar y guardar sin perder nada suponiendo que te acuerdes y encuentras casi cuanto buscas, con mucha facilidad, no es como antes con la caja tonta, ahora estas dentro.
  Da que pensar porque con las calculadoras dejamos de hacer operaciones mentalmente y se nos olvidó hacerlas, pudiera ser que ahora, por no usarla perdiésemos la memoria, pero para eso debe quedar mucho aún.
   Volviendo a las versiones del tema, elijo las que más me gustan y las coloco en mi blog (con eso creo haber hecho algo), a veces escribiendo algo y otras titulando la entrada. Ha habido ocasiones que tras poner un tema, pocos días después estaba bloqueado, pero eso tampoco es lo normal, por ahora. 
  Y hago todo esto por no remover la mierda, aunque sepa que así, también la estoy removiendo pues no hay nada más omnipresente que la mierda, ni Dios siquiera. 
   Es igual, el trayecto ha de continuar. Atrapas una idea sobre la que si te apetece escribir y escribes, “plum”, entra un mail y te vas a Siria con él, es una petición de firmas de una conocida organización internacional y la firmas y lo publicas para que otros firmen también, por sentirte mejor y colaborar, para intentar alcanzar a responder cuanto te ofrece este mundo que ahora llaman global y resulta tan inasible como la ansiedad que tanto conflicto lejano te genera, cuando de tu portal apenas conoces a alguien y eso no va a hacerte sentir mejor, pero intentas creer que sí pese a preguntarte en cuantas fronteras tendrías problemas por haber firmado tantas veces o hasta donde llegarán estos datos, tiras el mensaje en una botella al mar, pero no es el mismo mar, parece estar aún más controlado que el otro, el real, ya lo has visto en algunos documentales y da vértigo, recuerdas eso de Soy paranoico. ¿Pero soy lo bastante paranoico? de La Broma Infinita y ya no sabes si lo eres o no, ni si reír o temer, ni tan siquiera qué pensar y lo dejas pasar. 
   Paro un poco porque se me cansa la mano, pero es un gusto olvidarte de ti, será la realidad virtual o quién sabe qué, el caso es que has huido de tu celda mental y fantaseas en campo abierto, libre de imaginar porque aquí no te abochorna pronunciar o escribir esa palabra, la crees porque la imaginas y no paras de hacerlo mientras tu mano siga en su sitio, la angustia no deja de ser energíal, con ella puede hacerse funcionar un motor hacia donde desees o te dejes llevar (azul, líneas en el mar), además mientras funciona te olvidas del motor.
   Nada de lo que pones en tu blog es demasiado íntimo, porque ya te escaldaron otras virtualidades tan obscenas como pornográficas, donde los quince minutos de Andy Warhol  se han convertido en el espectáculo más visto del planeta y da tanta lástima ver, como para no volver a mirar. Todos lo saben, pero también aseguraban ver los documentales de la Dos y las audiencias decían lo contrario, te limitas a ir salpicando experiencias pasadas, sobre las que ahora quizás puedas opinar y aportar algo, aunque solo sea mostrándolas y siguiendo luego el recorrido del trayecto, te das cuenta de lo que hay y de lo que no esta, los otros no, quienes más íntimamente te conocen saben algo más, pero el tanto por ciento es muy bajo pues ni siquiera tu, conoces el cien por cien ni el tiempo necesario para conocerlo. A estas altura alegría y tristeza, tanto te han vilipendiado ya que solo deseas calma, desconfías de las emociones como de la memoria, desde que supiste que somos capaces de alterar nuestros recuerdos y te da igual que te piensen desconfiado.
  Ahora ya si que no se por donde iba, no lo voy a mirar, aquí no hay teclas ni enlaces, aquí sigue uno estando solo día y noche, su cabeza, su cuerpo y lo que sea capaz de imaginar para recorrer el trayecto.




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